martes, 15 de diciembre de 2009

¿ Que hacer ?

Es difícil sin lugar a dudas intentar explicar lo que ha sucedido el día domingo, me refiero a las elecciones presidenciales y de algunos parlamentarios en Chile. Es una derrota lo que ocurrió con la votación de Frei, analizar, y no explicar es menester de todos los que apoyamos a la Concertación y queremos que en Chile no gobierne la derecha, encontrar el camino para aunar y recuperar la confianza de la gente y que en el minuto decisivo podamos revertir esta situación.
Considero que es necesario un fuerte relanzamiento cultural, político y organizativo de la Concertación, que tiene que ser caracterizado en primer lugar por un giro hacia las visiones que fundaron el conglomerado, posiciones rupturistas que vencieron con audacia a la dictadura.
Derrotar a la derecha populista y a su política del “desalojo” es nuestro primer objetivo. Con esta finalidad, la línea moderada que caracteriza hoy a la Concertación es totalmente ineficaz.
Todo lo contrario, es necesario construir la oposición a Piñera entrecruzando la cuestión social con aquella democrática y moral.
Es importante recuperar la idea que no solo somos un conglomerado mas en el cuadro político chileno, y que estamos empeñados en el relanzamiento de nuestra coalición, no para ganar una elección, si no que estamos disponibles para la batalla cultural y política que Chile requiere en esta etapa de su desarrollo.
Debemos construir la lucha social y política contra el Piñerismo. Dentro de esta perspectiva es indispensable reforzar la Concertación con nuevas alternativas, empezando una colaboración entre las diversas fuerzas anti derechistas, comunistas, de izquierda y agregando las realidades colectivas e individuales que se mueven afuera de los partidos políticos, en diversos ámbitos sociales, sindicales y culturales.
El relanzamiento de la Concertación y de esta campaña parte de la recuperación de la iniciativa social y política. La promoción y construcción de las demandas de la gente, la reconstrucción de los vínculos sociales a partir de formas de solidaridad, son indispensables con el objetivo de calificar desde el punto de vista de la utilidad social y del papel histórico de la Concertación en estos veinte años. Así como son elementos necesarios para evaluar la eficacia de nuestra presencia en el gobierno y para reiterar nuestra alteridad e intransigente oposición respecto a las degeneraciones de la política y el efecto nocivo de la corrupción en ella.
La recuperación de un impulso de cambio, requiere en primer lugar de la activación de una fuerte iniciativa en defensa de las condiciones de vida y trabajo de las clases populares; de la defensa del trabajo, de los sueldos y de las jubilaciones, de la lucha contra la pobreza a la lucha por la vivienda, a la defensa y desarrollo de la protección social. No debemos confundir a los partidos y a sus dirigentes con el gobierno.
Los organismos dirigentes en todos los niveles de los partidos y gobierno no tienen que ser dirigidos por una lógica de elite y tienen que ser elegidos sobre el principio de responsabilidad. La rotación de los cargos, la no mezcla de trabajos de partido con encargos institucionales de gobierno, la renovación constante de los organismos y la superación de su carácter machista, la introducción de códigos éticos relativos a los comportamientos vinculados a los privilegios son objetivos que la Concertación debe indicar como prioritarios ahora ya.
Decírselo a los chilenos, ahora, decirles que hemos cometido errores, pero que seguimos siendo la única fuerza capaz de preocuparnos por los intereses de todos y sobretodo de los más necesitados. Que en la búsqueda de la eficiencia nos hemos alejado de la gente. Que nos hemos excusado en formulas legales para no responder a las demanda de un sector fundamental de la sociedad, y que ahora no nos apoyan. Que sabemos, porqué no logramos que ni la Presidenta ni el gobierno traspasen su adhesión al candidato. Que la gente nos valora, pero nos ve distantes, no tiene un sentido de posesión del gobierno y de la coalición. Que hemos caído en el electoralismo sin cambios sustanciales y sin querer renovar los rostros y nuestras propuestas. Eso hay que decirlo ahora. Ya que ninguna campaña, ni más dinero, ni menos que renuncien ministros al gobierno podrá evitar que la derecha ocupe La Moneda.