lunes, 22 de noviembre de 2010
La Educaciòn en Chile
La educación no puede ser analizada al margen de lo económico y lo social, como pretenden todas las corrientes pedagogas que hoy por hoy pretenden evaluar la crisis educativa y sus efectos en Chile, sin siquiera querer escuchar a los profesores ni a los estudiante ni menos a los padres.
Es una propuesta nacida desde una perspectiva exclusiva de la superestructura educativa y política de la derecha, y lo que es peor, a partir de una pésima evaluación del desempeño de los profesores. El diagnostico es rápidamente evacuado y aquí todo el problema radica en los malos profesores.
Esa es la causa porque el rol de los maestros en la búsqueda de una nueva educación, no ha sido considerado en esta nueva política educacional lanzada a toda prisa por Piñera, sin haber siquiera esperado los resultados de la comisión creada para ello. No me quepa dudas, que el panel de expertos hubiese considerado que para una real transformación de la educación en Chile, esta nueva alternativa debiera nutrirse de las aspiraciones democráticas de las mayorías, de sus necesidades genuinas y diversidades. En tal sentido, esta línea de trabajo si hubiese funcionado, podría haber fijado la orientación democrática de toda propuesta educativa, ligada al derecho a la enseñanza gratuita, un tema muy apreciado en las reflexiones y valoraciones de los profesores. Es imposible que una país atrasado, sumido en profundas desigualdades económicas y sociales, pueda garantizar una educación “de calidad”, como piden hoy los neoliberales. Ese es el otro diagnostico.
Ese es el papel de los maestros, cuya capacidad teórica y compromiso práctico, deben ser cada vez mejores para el cumplimiento de esa tarea, lo que los profesores deben exigir del Estado y de la sociedad es el reconocimiento real de esa misión, esta es en la práctica una de las reivindicaciones magisteriales mas nobles.
Los maestros que trabajan en los sectores pudientes, provienen de las mismas esferas más privilegiadas de la sociedad; mientras que los maestros de los sectores más pobres proceden de los estamentos también más pobres. Ese es el problema en esencia. Seguiremos rotando alejados, unos de otros, en una educación miserable para los mas pobres y una exquisita para los que pueden pagar matriculas y mensualidades que representan incluso en muchas ocasiones, el doble del sueldo de un trabajador.
La propuesta de Lavín tiene aspectos positivos, pero no transformara la educación que estamos dando a los sectores más pobres. No es ni de lejos una revolución en la materia como le gusta vanagloriarse a Piñera, como tampoco las reformas que se llevaron a cabo durante los gobiernos de la Concertación.
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