“Esta derrota la asumo como ex Presidente de Chile con el orgullo por lo que hicimos, pero también escuchando el mensaje profundo que nos da el pueblo de Chile sobre como tenemos que enfrentar las nuevas tareas
Lagos encarna en nuestra reciente historia el rigor moral. Su modo de resolver el asunto de la candidatura parece y debe ser un modelo de lo que le conviene hacer a la izquierda después de tantos años de promesas incumplidas y de indecisión.
De esta desgraciada derrota debemos conservar esta lección esencial: no hay otra estrategia para nosotros que no sea el anclaje en todos los sectores progresistas y en la unión de la izquierda. No aceptarlo, no solamente significa, perder la fuerza y la identidad, sino correr irremediablemente al fracaso definitivo.
Una profunda regeneración de las instituciones políticas y de la vida democrática chilena se impone, las fuerzas que las reclaman son de tenor y propósitos claramente diferenciados en sus orígenes, pero sobre los que es necesario arrojar suficiente luz para que la ciudadanía pueda distinguir a los que exigían privilegios especiales desde el mismo sistema, alejados de aquellos otros que persiguen reformas en profundidad.
Creo que mañana, como ayer, la Concertación vencerá si sabe ser ella misma. Que no olvide más que su centro son los derechos de la gente. No hay salvación fuera de la reunión de todas las fuerzas progresistas. Nunca la hubo ni podrá haberla sin esa dinámica de victoria que actualmente algunos dirigentes de la Concertación no tuvieron.
Ese es el mensaje de Lagos en su mejor hora, la noción del poder, y la noción de entender claramente las tareas que tendremos como oposición para lograr defender las conquistas obtenidas por todos los chilenos durante los últimos años. El cómo, el cuándo y los quienes serán fruto de un largo debate y de un proceso de recomposición y reestructuración de la Concertación, y del conjunto de los movimientos sociales del país.
Estamos en la mala hora de la Concertación y solo permitiendo que los jóvenes tomen el relevo como dice Lagos recuperaremos la confianza de la mayoría: “Siendo generosos, abramos paso a las nuevas generaciones, son esos jóvenes los que tienen que construir ahora las nuevas Alamedas del Chile del futuro”.
Lagos encarna en nuestra reciente historia el rigor moral. Su modo de resolver el asunto de la candidatura parece y debe ser un modelo de lo que le conviene hacer a la izquierda después de tantos años de promesas incumplidas y de indecisión.
De esta desgraciada derrota debemos conservar esta lección esencial: no hay otra estrategia para nosotros que no sea el anclaje en todos los sectores progresistas y en la unión de la izquierda. No aceptarlo, no solamente significa, perder la fuerza y la identidad, sino correr irremediablemente al fracaso definitivo.
Una profunda regeneración de las instituciones políticas y de la vida democrática chilena se impone, las fuerzas que las reclaman son de tenor y propósitos claramente diferenciados en sus orígenes, pero sobre los que es necesario arrojar suficiente luz para que la ciudadanía pueda distinguir a los que exigían privilegios especiales desde el mismo sistema, alejados de aquellos otros que persiguen reformas en profundidad.
Creo que mañana, como ayer, la Concertación vencerá si sabe ser ella misma. Que no olvide más que su centro son los derechos de la gente. No hay salvación fuera de la reunión de todas las fuerzas progresistas. Nunca la hubo ni podrá haberla sin esa dinámica de victoria que actualmente algunos dirigentes de la Concertación no tuvieron.
Ese es el mensaje de Lagos en su mejor hora, la noción del poder, y la noción de entender claramente las tareas que tendremos como oposición para lograr defender las conquistas obtenidas por todos los chilenos durante los últimos años. El cómo, el cuándo y los quienes serán fruto de un largo debate y de un proceso de recomposición y reestructuración de la Concertación, y del conjunto de los movimientos sociales del país.
Estamos en la mala hora de la Concertación y solo permitiendo que los jóvenes tomen el relevo como dice Lagos recuperaremos la confianza de la mayoría: “Siendo generosos, abramos paso a las nuevas generaciones, son esos jóvenes los que tienen que construir ahora las nuevas Alamedas del Chile del futuro”.
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