lunes, 14 de junio de 2010
Autonomìa Antofagasta
Antofagasta fue desde su fundación una región “autonómica”, en su anexión, esta contenido ese espíritu.
Con esta pequeña introducción, deseo señalar que el interés por una administración mas autonómica en esta región tiene bases históricas, dignas de ser consideradas, por ello es difícil tener una posición política, mas aun en un tema de enorme magnitud como es lograr mayor autonomía política y económica, sin analizar previamente y en detalle la historia.
En la región de Antofagasta, como en Chile y el resto del mundo, convive un complejo tejido social, compuesto por sectores como la clase de élite intelectual o económica, la clase media (alta-media- baja) y la clase trabajadora, y varios pueblos originarios.
La élite regional, acaso ¿hizo lo que pudo por crear un proyecto político que interpretara a toda nuestra población? No, y eso que ha estado a su alcance poder hacer y crear un proyecto social pero ha existido un divorcio entre lo que se plantea en campañas o después de ellas y no se logra concretar los objetivos, en ese campo el senador Cantero ha sabido perfectamente explotar y exacerbar el regionalismo, el diputado Araya abandono la Concertación y dio curso a la creación de una partido regionalista el PRI : que solo le ha servido al hombre como vehículo para su elección como diputado, finalmente profiere el mismo discurso regionalista y populista que Cantero.
Alentar a las masas en un proyecto regionalista económicista y reivindicativo es muy fácil. Si incluso entusiasma a nortinos de reciente data como Daniel Guevara u otros. El fracaso de esta iniciativa radica en una limitada visión, circunscrita a un tema regional, no llegando a un análisis mas profundo, ni a la creación o implementación de un proyecto nacional que de garantías al centro u a otras regiones menos favorecidas con recursos naturales como la región de Antofagasta.
La demanda de más autonomía debe ser recuperada y comprendida por los sectores populares, ya que en un país diverso y distante como el nuestro, el peligro de la pérdida de unidad proviene de no respetar la diversidad o de hacer las cosas a espaldas de la gente, la división del país puede venir precisamente por no tener la capacidad de construir un régimen de autonomías heterogéneas, en el que algunas regiones tengan una forma de autonomía diferente a las otras porque son diferentes. Lo fundamental es que esto se decida entre todos y no solamente que un grupo en una región decida como manejar los recursos, porque actualmente esos recursos le pertenecen a toda la nación.
El país está viviendo un atraso en sus instituciones que requiere reformas radicales, pero esas reformas como el sistema binominal, un seguro previsional estatal, cambiar el sistema de salud y de educación, profundizar la regionalización, no dependen siquiera de un referéndum regional, o de la simple voluntad de algunos: dependen de la capacidad de los partidos de oposición de insistir en lo que con fuerza planteamos durante la campaña; cambiar la constitución del año 80 a través de un mecanismo donde la voz de todos sea escuchada y plasmada en una nueva Constitución. Eso es.
CM
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