sábado, 5 de junio de 2010
Mas sobre Fùtbol
A mi nunca me elegían en ninguno de los equipos que se formaban en el barrio. No tenia ningún talento para la pelota, solamente la generosidad de mis amigos permitía que ingresara en alguna pichanga, eligiéndome de los últimos. Claro que inmediatamente comenzaban los gritos de que era muy malo y que no se la pasaran al “pata de mula”, ese era yo. Tieso, chueco para chutear, distraído y definitivamente malo para la pelota.
Pero amaba el fútbol, conocía los nombres de todos los jugadores del Ballet Azul, mis ídolos eran Leonel Sánchez y el Tanque Campos. Colecciono hasta ahora los álbum futboleros de los mundiales e iba al Estadio Nacional casi todas las semanas, vi jugar a Pele, a Rivelino, Tostao, una vez fui a ver (a propósito) un partido de Chile contra Suiza, les ganamos 5-0.
Cuando aparecía la revista Barrabases era impactado como miles de niños por ese equipo de muchachos que desafiaban a los equipos más famosos del planeta y los derrotaban. Miles de chilenos creímos que algún día, algún día - podríamos llegar a ser más grandes que Brasil, Alemania; que Pirulete existía de verdad y nos llevaría al triunfo que cambiaria para siempre a los chilenos, ya no seriamos los eternos perdedores acostumbrados a victorias pìrricas que solo alegraban a Julio Martínez o encontraban explicaciones en Carcuro.
Ese día no llego nunca, hoy al ver partir a la selección chilena a Sudáfrica, mi corazón se estremece al pensar como otras tantas veces que estos seleccionados podrán hacer algo mas, claro que ese algo mas es ser una verdadera revelación en este mundial, que aspiremos a salir campeones del mundo, que como el fútbol es un juego, esta vez tengamos suerte y nos toque con equipos mas fáciles, que como es un negocio nuestros dirigentes que acompañan a la selección estén atentos a los arreglines de los italianos, como es un espectáculo los periodistas los protejan de preguntas idiotas y les permitan estar con la mente en el futbol. Como también es un deporte que el entrenador haya aprendido de sus fracasos y encuentre la estrategia justa que los lleve a la victoria.
Yo, por mi parte veré los partidos nervioso, escéptico, cabalístico y deseando que les ganemos a los tres equipos del grupo, ni mas ni menos. Pasando a la otra etapa, habrá que contar con la suerte para los penales, la cueva para que no se lesiones ninguno de los imprescindibles, y que dios no permita que a Piñera se le ocurra viajar en algún momento a Sudáfrica y nos quedemos sin entrenador en medio del mundial. No es poco, pero realmente para cien años de soledad triunfal es lo único que nos reconciliaría para siempre con la pelota, a los buenos y a los malos que quedamos varados en la banca esperando que otros se batieran por el triunfo.
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