domingo, 25 de julio de 2010

Don Lucho


También me golpeo la muerte de Don Lucho. Sobretodo porque lo admire mucho y fue como nuestro Mandela o Dimitrov. Sacarlo de las cárceles de Pinochet fue un gran acto de solidaridad de los soviéticos, ya que mal que mal jamás reconocieron que tenían presos de conciencia, o presos políticos. Luego su actuación en el exilio era épica, donde iba, la gente lo respetaba mucho, como a la Ángela Davis. Ni que decir, de su regreso a Chile en plena dictadura, es y ha sido un enorme acto de audacia y heroísmo que nunca ha sido reconocido, ni para el ni para el que hizo menos por acabar con ese infierno que fue la dictadura. Pero así, como cuando teníamos 13 años y creíamos que los viejos se habían ya peleado todas las peleas, y no nos dejaban nada a nosotros, ya que aceptabamos el triunfo de la Revolución Chilena como inminente, y creíamos que se nos habían acabado las aventuras. No fue así, y lo que vino fue muy malo, y aquellos que hicieron mucho o poco o como los que pelearon en San Crispin, mostramos orgullosos nuestras heridas. Y los que no estuvieron “que ahora están en la cama, se considerarán malditos por no haber estado aquí, y les parecerá mísera su valentía cuando hable alguno que combatiera con nosotros el día de San Crispín”. Don Lucho era un inspiraciòn, creo que si alguien puede morir feliz, fue él, quien amaba la vida por sobretodo, creo que fue una buena vida la que tuvo, no obstante el dolor personal. Vio acabar con la exclusión de los comunistas en el parlamento, y vio o comprendió que así, como la luz en un momento de su funeral brillo, las batallas que aun están pendientes, por lograr un país mas justo, un mundo sin exclusión, mas razonable, están en buenas manos y que estos hijos nuestros hijos traen buenos gérmenes, diferentes a los nuestros; pero que si estarán presentes para hacer un mundo mejor.

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