Hace unos días escribía luego de enterarme de su deceso, sobre un gran internacionalista peruano, medico, comunista y pedagogo fascinante. Terminaba diciendo que su espíritu debiera estar presente en los ánimos beligerantes que se imponen con fuerza en estos días.
No logramos encontrar un lenguaje común los dos países, que nos haga apoyarnos mutuamente, alegrarnos de los éxitos del otro, cooperar en busca del mentado progreso para nuestros pueblos.
Los problemas están ahí. Y son muy simples de entender pero nadie puede ni remotamente explicarlos. Los pueblos en si solucionan los problemas sin esperar los acuerdos de las cúpulas, los peruanos que habitan en Chile son un gran aporte a nuestro país, en los barrios que viven nadie ha realizado pogromos o incentivado el odio por su presencia. Las bromas impregnadas de un racismo casero tienen lugar cuando hay encuentros deportivos, de la misma manera que existen e incluso con menos virulencia que cuando juegan el Colo Colo y la Universidad de Chile
En la frontera de Tacna y Arica, la gente no hace eco de los problemas entre los gobiernos y conviven en paz llevando a cabo una intensa actividad comercial y amistosa.
El TLC entre los dos países abre importantes posibilidades de acrecentar ese intercambio, pero las querellas no terminan, mas bien se incrementan como nunca, esta crisis es la mas grave que vivimos los dos países desde el tratado de 1929.
En los momentos de mayor acercamiento entre nuestros países, nuestros lideres no han sabido consolidar esos pasos dados, siempre ha predominado el economicismo en nuestras relaciones , lo comercial a lo cultural, lo diplomático a lo deportivo, el intercambio comercial a la música, la balanza al teatro, el pisco a la historia, el militarismo a las artes. No nos conocemos, hemos sido muy malos vecinos, no cuidamos el barrio juntos, hemos sido nosotros los chilenos como esos vecinos que ganan plata y quieren cambiarse de casa y al no poder hacerlo ignoramos a nuestros vecinos. Los peruanos han sido vecinos atormentados, que miran a través del patio la parrilla servida sin ser invitados. Inventan querellas por la vereda, por el ruido, por la música fuerte, por los gastos comunes. Nosotros respondemos instalando más alarmas.
Si no arreglamos los problemas se los heredaremos a nuestros descendientes, al menos debemos iniciar el camino de acercarnos y dejar en un mejor pie a nuestros hijos, ese camino pasa porque debemos conocernos mejor, pasa también por invitar al otro vecino del barrio - Bolivia -, y ayudarlos a solucionar sus problemas, ya que sin el saneamiento de los conflictos de todo el barrio estos resurgirán cada vez mas seguidos y con mayor peligro para nuestros ciudadanos.
No logramos encontrar un lenguaje común los dos países, que nos haga apoyarnos mutuamente, alegrarnos de los éxitos del otro, cooperar en busca del mentado progreso para nuestros pueblos.
Los problemas están ahí. Y son muy simples de entender pero nadie puede ni remotamente explicarlos. Los pueblos en si solucionan los problemas sin esperar los acuerdos de las cúpulas, los peruanos que habitan en Chile son un gran aporte a nuestro país, en los barrios que viven nadie ha realizado pogromos o incentivado el odio por su presencia. Las bromas impregnadas de un racismo casero tienen lugar cuando hay encuentros deportivos, de la misma manera que existen e incluso con menos virulencia que cuando juegan el Colo Colo y la Universidad de Chile
En la frontera de Tacna y Arica, la gente no hace eco de los problemas entre los gobiernos y conviven en paz llevando a cabo una intensa actividad comercial y amistosa.
El TLC entre los dos países abre importantes posibilidades de acrecentar ese intercambio, pero las querellas no terminan, mas bien se incrementan como nunca, esta crisis es la mas grave que vivimos los dos países desde el tratado de 1929.
En los momentos de mayor acercamiento entre nuestros países, nuestros lideres no han sabido consolidar esos pasos dados, siempre ha predominado el economicismo en nuestras relaciones , lo comercial a lo cultural, lo diplomático a lo deportivo, el intercambio comercial a la música, la balanza al teatro, el pisco a la historia, el militarismo a las artes. No nos conocemos, hemos sido muy malos vecinos, no cuidamos el barrio juntos, hemos sido nosotros los chilenos como esos vecinos que ganan plata y quieren cambiarse de casa y al no poder hacerlo ignoramos a nuestros vecinos. Los peruanos han sido vecinos atormentados, que miran a través del patio la parrilla servida sin ser invitados. Inventan querellas por la vereda, por el ruido, por la música fuerte, por los gastos comunes. Nosotros respondemos instalando más alarmas.
Si no arreglamos los problemas se los heredaremos a nuestros descendientes, al menos debemos iniciar el camino de acercarnos y dejar en un mejor pie a nuestros hijos, ese camino pasa porque debemos conocernos mejor, pasa también por invitar al otro vecino del barrio - Bolivia -, y ayudarlos a solucionar sus problemas, ya que sin el saneamiento de los conflictos de todo el barrio estos resurgirán cada vez mas seguidos y con mayor peligro para nuestros ciudadanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario